Esta es la pregunta que recibo de mi padre todos los días cuando vuelvo de cantar, bien sea cara a cara, bien por teléfono. Me gustaría poder responderle siempre que genial, pero no es así. Estas son normalmente las posibilidades:
- quedarse en blanco: esto nunca debería de producirse, pero he de admitir que en los primeros meses me pasó una vez. Me quede totalmente en blanco, en el más absoluto desierto y vacío, no simplemente algún apartado que te puedes saltar. Mi preparador me echó la bronca, y encima siendo viernes, me fui al descanso con bastante mal cuerpo.
- lo he intentado: para esos días en que sientes que no lo llevas bien, pero siempre merece la pena ir a la academia a intentarlo, aunque no salga como te gustaría.
- me he defendido: esto sería el mínimo aceptable (para nosotros, no para el tribunal). Demuestra que el opositor tiene suficiente experiencia y recursos para capear el temporal en cualquier situación.
- bastante bien: esto es lo más habitual, cuando logrtas encauzar el contenido, estructura y tiempo, salvo algún pequeño matiz.
- perfecto: lo deseable por todos, cuando no te saltas ni un solo artículo, vas fluido y paso a paso por todo el tema y cuadras los tiempos.
En resumen, el opositor debe ir mejorando para que sean más los días buenos que los malos, aunque todos sabemos que hay días y días, temas y temas... como ya os dije mañana será otro día, y hay que procurar que el día malo no coincida con el del examen.
A mi personalmente me preocupa más los días en que llevo mal un tema que los días que aunque lo lleve bien, no lo canto bien, pero puede pasar de todo, y por supuesto los días que aunque crees que lo llevas mal te defiendes, sales con una sonrisa en la boca como si hubieras ganado tu solo a un ejercito de 1000 soldados.
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Frase del día: Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.
Aldous Huxley
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Toda la razón. Yo añado además esas veces en que el prepa te dice que está bien, pero tu aún perfilarías tal o cual parte un poco más. Al final es verdad eso de que nosotros somos muchas veces excesivamente exigentes con nosotros mismos. Un abrazo!
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